En este módulo exploraremos uno de los temas más importantes del Biomagnetismo: la presencia de Virus en el cuerpo humano y su relación con los desequilibrios bioenergéticos. Comprenderás cómo actúan, qué condiciones favorecen su permanencia y cómo el Par Biomagnético puede ayudarte a restablecer el equilibrio cuando existe una infección viral activa o latente. Aprenderás a identificar los pares específicos relacionados con virus, cómo interpretar sus efectos en el organismo, y cómo aplicar el rastreo de forma precisa. Este conocimiento te permitirá abordar un amplio abanico de síntomas y fortalecer tu capacidad diagnóstica y terapéutica.
Son agentes infecciosos diminutos que solo pueden replicarse dentro de células vivas.
Fuente: teachmephysiology.com
Compuesto por material genético (ADN o ARN), una cápside (cubierta proteica), y en algunos casos, una envoltura lipídica proveniente de la célula huésped.
Fuentes: clinicalgate.com, pmc.ncbi.nlm.nih.gov, teachmephysiology.com
El VIH infecta células T CD4+ e integra su material genético en ellas. Tras una fase asintomática, debilita el sistema inmunológico, progresando hacia el SIDA. Aunque no existe una cura definitiva, los tratamientos antirretrovirales permiten controlar eficazmente la infección.
Según la Nueva Medicina Germánica, los virus no son agentes invasores dañinos, sino elementos biológicos que colaboran con el cuerpo en procesos de sanación. Actúan exclusivamente en la fase de reparación (fase PCL) después de un conflicto biológico resuelto.
En esta fase, los virus —relacionados con órganos controlados por la corteza cerebral — facilitan la regeneración de tejidos ulcerados. No están activos antes ni después de la reparación, aunque pueden estar presentes.
Los virus optimizan el proceso de reconstrucción celular, actuando como “reconstructores”. Su multiplicación se observa solo en condiciones especiales, como cultivos vivos (por ejemplo, huevos fecundados), ya que requieren un contexto biológico específico para activarse.
La llamada “enfermedad viral” es vista en esta perspectiva como una fase de reparación que se acompaña de la presencia del virus. El organismo reconoce a los virus como aliados.
En ciertos órganos tubulares —como los bronquios, conductos hepáticos o pancreáticos—, los virus pueden generar hinchazón durante esta fase reparadora, lo cual puede provocar obstrucciones temporales.
Por ejemplo, en la hepatitis viral (A, B o C), el cuerpo utiliza los virus para restaurar úlceras en los conductos hepáticos. Si no hay virus presentes, el proceso de reparación se da igual, pero de forma más lenta o irregular.
Finalmente, según esta visión, los microbios —incluidos los virus— no son enemigos del cuerpo, sino fieles colaboradores simbióticos. Cada tipo tiene funciones específicas, trabajando en conjunto con los órganos según su origen embrionario.
El cuerpo humano cuenta con un sistema bioeléctrico, que funciona gracias a impulsos eléctricos generados y transmitidos por sus células. Un ejemplo de ello es el cerebro, que envía órdenes al cuerpo mediante pequeños impulsos eléctricos que viajan por los nervios, permitiéndonos movernos, respirar y reaccionar a nuestro entorno.
Este sistema es posible gracias a las partículas con carga eléctrica presentes en nuestras células, que permiten que la electricidad fluya a través del cuerpo. Los principales conductores internos son los electrolitos, minerales presentes en el organismo que poseen carga eléctrica y son esenciales para el funcionamiento adecuado de las células.
Cuando la composición de los electrolitos se altera debido a un bioshock (un evento biológico o emocional impactante), se modifica el flujo de corriente eléctrica en la zona afectada. Esta alteración genera una polarización del tejido.
Dependiendo de cómo se redistribuyan las cargas eléctricas, esta polarización puede ser positiva o negativa, generándose puntos en el cuerpo con polaridades opuestas. A este fenómeno se le conoce como “Par Biomagnético”.
También ocurre que se modifica el pH de la sangre en la zona donde surge este desequilibrio. Cuando encontremos áreas hiperácidas, con un pH inferior a 7+/- 0.3, diremos que ahí están actuando los llamados Virus.
En la práctica del Biomagnetismo Médico, se han identificado múltiples pares biomagnéticos cuya polaridad refleja la presencia de virus. Estos pares permiten actuar terapéuticamente para neutralizar la alteración del pH y restaurar el equilibrio bioenergético. Algunos de los pares más utilizados son:
Los campos magnéticos generados por estos pares de imanes, permiten restablecer la armonía energética del organismo y apoyar su proceso natural de recuperación.
En este módulo comenzarás a trabajar con la Lista de Pares para Virus, reúne los pares biomagnéticos definidos actualmente para realizar un rastreo de Virus de forma precisa y eficaz con el objetivo de restaurar el bienestar del cuerpo a través del equilibrio magnético.
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